¿Qué es la toxoplasmosis?
La toxoplasmosis es una enfermedad causada por el Toxoplasma gondii, un parásito que puede afectar tanto a personas como animales. Los huéspedes preferidos de este parásito son los felinos. Por lo general, el Toxoplasma gondii se aloja en la mucosa intestinal y es expulsado a través de las heces de los gatos.
A través de las heces, los gatos infectados expulsan diariamente hasta diez millones de ooquistes (los huevecillos de este parásito). Los ooquistes pueden sobrevivir hasta 18 semanas fuera del huésped, siempre que estén en las condiciones favorables.
Una vez en la tierra, el parásito se esparce con facilidad a una gran cantidad de huéspedes intermediarios, incluyendo los humanos que se infectan por entrar en contacto con las heces de los gatos.
El mayor riesgo de infección es para las mujeres embarazadas, ya que la toxoplasmosis puede propagarse al feto por medio de la placenta y ocasionar graves problemas.
¿Cómo se transmite el Toxoplasma gondii ? Los gatos y otros motivos
Toma nota porque, lamentablemente, la infección puede contraerse de diversas maneras:
- Comer carne cruda que esté contaminada y mal cocida.
- A través de una transfusión de sangre infectada con el parásito.
- Tomar leche no pasteurizada o beber agua contaminada con el parásito.
- Ingerir frutas o vegetales crudos y contaminados sin lavarlos adecuadamente.
- Limpiar la caja del gato o tocar tierra contaminada y llevarse las manos a la boca, nariz o los ojos sin haberlas lavado antes apropiadamente.
Los mininos también se contagian al beber agua contaminada o leche no pasteurizada y al comer carne cruda o de animales infectados. Por eso es de suma importancia tomar las medidas adecuadas para evitar cualquier complicación, en especial porque existe un alto riesgo de que los gatos sean infectados con el parásito a lo largo de su vida.
Toxoplasmosis en embarazadas. ¿Cuáles son los síntomas? Signos clínicos de la infección
Lo que llama la atención es que, en la mayoría de los casos, las personas infectadas no presentan síntomas. De ahí la importancia de llevar un adecuado control del embarazo porque la toxoplasmosis, si bien no genera síntomas en la madre gestante, podría resultar fatal para su bebé.
La toxoplasmosis afecta más que a mujeres embarazadas. También puede ser peligrosa para personas con el sistema inmunitario debilitado, como pacientes:
- Con sida.
- VIH positivos.
- Que reciban quimioterapia.
- Que hayan tenido un trasplante de órganos recientemente.
A pesar de la ausencia de síntomas, algunos infectados pueden desarrollar un cuadro similar al de la gripe (con dolores musculares, dolor de cabeza, fiebre, fatiga y ganglios inflamados). En casos de complicación por un sistema inmune deprimido, puede presentarse también:
- Neumonía o problemas pulmonares.
- Desorientación, descoordinación y convulsiones.
- Inflamación severa de la retina con visión borrosa (toxoplasmosis ocular).
Toxoplasmosis congénita
Se habla de toxoplasmosis congénita cuando la infección de la madre ocurre justo antes o durante el embarazo, de manera que el parásito se trasmite al bebé a través de la placenta (aun si la madre es asintomática). En estos casos, el bebé nace con toxoplasmosis.
La infección durante el embarazo puede generar graves consecuencias en la salud del feto, llegando a producir daños neurológicos severos en el bebé o provocar su muerte.
El riesgo de infección es mayor durante el último trimestre del embarazo. Muchas infecciones que se producen al inicio de la gestación pueden terminar en un aborto espontáneo o muerte fetal.
Prueba, IgG y diagnóstico (positivo y negativo) de la toxoplasmosis
En todos los casos, se puede detectar la presencia del parásito mediante pruebas serológicas prenatales o de los recién nacidos. El test de sangre permite identificar ciertos anticuerpos que solo se producen si el paciente ha estado expuesto al microorganismo.
Este examen no se realiza rutinariamente. No obstante, las mujeres embarazadas pueden solicitarlo por su cuenta, en especial si existe el riesgo de infección con toxoplasmosis en los gatos.
Un resultado negativo no puede interpretarse como inmunidad a la enfermedad. Simplemente significa que la persona no ha estado expuesta al parásito. Si crees que corres riesgo de infección (o tienes gatos en casa) lo ideal es tomar medidas preventivas.
¿Qué significa un resultado positivo? Puede interpretarse de dos maneras: el paciente tiene una infección activa o estuvo infectado en el pasado y ahora es inmune a la enfermedad (no puede contraerla ni transmitirla al bebé).
Si estás embarazada y das positivo para toxoplasmosis, el médico puede recomendar una amniocentesis para detectar la presencia del parásito en el líquido amniótico, además de una ecografía para evaluar el desarrollo del feto.
Los bebés infectados a veces no presentan síntomas al nacer. Al llegar a la adolescencia o la edad adulta, pueden manifestar pérdida de la audición, infecciones oculares severas, ceguera o discapacidad mental. Por esta razón, el diagnóstico temprano de la madre y su bebé es clave.
¿Cuándo se realiza la prueba de toxoplasmosis en el embarazo?
Muchas futuras mamás se preguntan cuándo se realiza la prueba de la toxoplasmosis durante el embarazo, ya que la presencia de toxoplasma en el cuerpo de la mujer puede tener consecuencias muy graves en el nonato, como malformaciones o complicaciones durante el embarazo.
Lamentablemente, en España, no se trata de una prueba rutinaria durante la gestación. Sin embargo, cualquier mujer embarazada puede solicitar que se le realice el análisis de sangre correspondiente para evitar posibles problemas. Esta prueba es especialmente importante en aquellas mujeres embarazadas que conviven con factores de riesgo, como realizar tareas de jardinería con frecuencia o tener gatos en casa.
En cuanto al momento ideal para realizar le prueba, los médicos aconsejan hacerlo al inicio del primer trimestre, pues es en esta etapa del embarazo cuando el riesgo de contagio es mayor para el feto.
● En caso de que el resultado sea negativo, si la futura madre pertenece a un grupo de riesgo o tiene probabilidades de verse expuesta al parásito, es aconsejable que repita la prueba cada trimestre.
● Si el resultado es positivo, el médico deberá diferenciar si se trata de una infección reciente o pasada. Este dato es muy importante para aplicar un tipo de tratamiento u otro para la toxoplasmosis.
Prevención durante el embarazo . Recomendaciones para prevenir la toxoplasmosis
Todas las medidas que puedas tomar para prevenir la infección son sumamente importantes, sobre todo si estás embarazada, tienes gatos en casa y no has entrado en contacto antes con la enfermedad. Entre otras cosas:
- No consumas leche no pasteurizada ni huevos crudos.
- Cocina muy bien la carne antes de su consumo. Evita los embutidos poco curados.
- Lava tus manos con agua y jabón antes de comer y después de haber manipulado carne cruda.
- Evita el contacto directo con la arena al momento de limpiar la caja de los gatos. Emplea guantes y mascarilla para estas actividades.
- Lava con agua y vinagre las frutas y vegetales que se vayan a ingerir crudos. También puedes usar agua con unas gotas de cloro para una desinfección efectiva.
- Usa agua caliente para enjuagar la tabla de cortar y los utensilios de cocina, especialmente si estás trabajando con carne cruda. De esta manera, previenes la contaminación cruzada de alimentos.
A pesar de la severidad de la infección en el desarrollo del feto, la probabilidad de que una mujer embarazada contraiga toxoplasmosis y se la transmita al bebé es estadísticamente muy baja.
Si existen factores de riesgo y estás embarazada, ten en cuenta las medidas de prevención que te dejamos. Y recuerda: no debes regalar a tu minino ante la llegada de un bebé. Solo extrema los cuidados y evita las enfermedades en los gatos.
Riesgos de la toxoplasmosis durante el embarazo
Los riesgos de padecer toxoplasmosis durante el embarazo pueden ser muy graves para el feto, ya que, si el parásito del toxoplasma llega a infectar al bebé por vía transplacentaria, las consecuencias en su desarrollo variarán en función:
● Del momento de la gestación en el que se produzca la infección. Por norma general, si la infección se da durante el primer trimestre, aunque el riesgo de contagio es menor, los daños que puede sufrir el bebé son más graves. Al contrario, conforme avanza la gestación, el riesgo de contagio aumenta, pero los efectos negativos sobre el desarrollo fetal son menores.
● Del estado en el que se encuentren los sistemas inmunitarios tanto de la madre como del feto en el momento del contagio.
En cuanto a los riesgos más graves que puede provocar la toxoplasmosis, destacan los siguientes:
● Aborto espontáneo.
● Malformaciones de diferentes tipos, desde visuales a cerebrales.
● Problemas neurológicos, que pueden desembocar en discapacidad mental o retraso motor.
● Lesiones en la retina, que pueden llegar a producir ceguera en el bebé.
- Inflamación de los ganglios linfáticos o alteraciones en el tamaño del hígado y el bazo.
● Bajo peso al nacer, presencia de anemia o ictericia en el bebé.
Algunos bebés infectados con el parásito pueden desarrollar complicaciones mucho tiempo después del nacimiento. En algunos casos, incluso años después. De ahí que resulte tan importante el diagnóstico temprano y, sobre todo, la prevención para evitar posibles daños en el bebé.
Tratamientos
En caso de que, una vez realizadas las pruebas durante la gestación, el médico detecte presencia de toxoplasma, se pondrá en marcha un tratamiento para la toxoplasmosis con el fin de evitar el contagio del bebé y minimizar las posibles secuelas. El tipo de tratamiento que recibe la madre dependerá del momento de la infección y de si esta ha llegado o no hasta el feto.
Entre los medicamentos más utilizados para tratar la toxoplasmosis se encuentran:
● La espiramicina. Este medicamento es muy útil durante las primeras semanas de embarazo para disminuir el riesgo de transmisión vía transplacentaria. Al tratarse de un fármaco que no atraviesa con facilidad la placenta, es perfecto cuando se confirma que no ha habido infección fetal.
● La sulfadiazina y la pirimetamina. A diferencia del primero, estos medicamentos pueden atravesar la placenta para tratar al feto. Se utilizan combinados con ácido folínico cuando se ha confirmado la infección fetal. Se administra a partir de la semana 18ª de gestación, momento en el que se puede realizar por primera vez la prueba de la toxoplasmosis.
Durante todo el embarazo, la gestante deberá realizar un seguimiento médico exhaustivo por medio de ecografías e, incluso, pruebas como la amniocentesis, en caso de necesidad, para comprobar si el ADN del toxoplasma está presente en el líquido amniótico.
Consejo Santévet. Si padeces toxoplasmosis durante el embarazo, no te alarmes. Siempre que sigas las instrucciones del médico y realices los análisis de sangre y tratamiento correspondiente, estás a tiempo de actuar. Recuerda que un diagnóstico precoz es vital para un tratamiento efectivo para la toxpoplasmosis.
Después del parto, en caso de que la madre haya estado infectada o el bebé haya contraído la enfermedad durante el embarazo, se llevarán a cabo pruebas más específicas. En ciertos casos, es posible que el bebé deba continuar con un tratamiento para la toxoplasmosis durante varios meses más con los mismos medicamentos que se usaron durante el embarazo.