Existen factores que predisponen a la aparición de una neoplasia: especie, raza, edad y… no estar esterilizados.
Las localizaciones neoplásicas son diferentes según la especie.
En las perras los tumores de mayor incidencia son los mamarios, pero gracias a la esterilización temprana, en otros países han ocupado el segundo lugar detrás de los cutáneos, genitales en machos, digestivos, y linfáticos.
En la especie felina, también ocupan el primer lugar los tumores mamarios en hembras no esterilizadas, seguidos de los cutáneos y los linfáticos, relacionados estos últimos con una infección vírica (normalmente vinculados al virus de la Leucemia felina).
La raza es otro factor predisponente. En la especie canina, el bóxer es el que presenta un mayor riesgo de aparición de mastocitomas, linfosarcomas, histiocitomas y tumores de la cavidad oral .
Otras razas con riesgo elevado de tumores malignos son el dogo, Golden Retriever, Rottweiler, mastín y pastor alemán. En general los perros de raza grande van a desarrollar más frecuentemente tumores óseos.
Por el contrario, el yorkshire terrier y el caniche presentan menor riesgo y ello hace que sean razas más longevas.
En cuanto al sexo, también se han encontrado diferencias. Los machos suelen tener mayor predisposición a presentar tumores en general, excepto el lipoma que es más frecuente en hembras. El lipoma, aunque en principio no presenta malignidad, puede tener un crecimiento problemático si se extiende afectando a las extremidades del animal llegando a comprometer su movilidad.
La edad: Ya hemos dicho que a mayor edad el riesgo de aparición de tumores es mayor en perros y gatos, pero el histiocitoma canino y el linfosarcoma felino tienen mayor prevalencia en animales jóvenes.
¿Qué signos pueden alertarnos de que nuestro perro o gato tenga cáncer?
Un tumor o neoplasia es un crecimiento anormal de un tejido, pero no tiene por qué ser cáncer… pero siempre debemos llevar a nuestra mascota lo antes posible a una revisión para que sea nuestro veterinario el que haga la valoración. A veces el signo que nos puede alarmar no es ver un bulto o masa que anteriormente no estaba. Las neoplasias no siempre manifiestan síntomas específicos para detectarlas, pero si pueden aparecer algunos de los siguientes signos:
- Pérdida de peso o apetito.
- Úlceras que no cicatrizan.
- Hemorragias por cualquier orificio corporal.
- Dificultad para comer o tragar.
- Cojeras persistentes.
- Dificultad para orinar, respirar ,defecar.
- Intolerancia al ejercio o pérdida de resistencia.
- Olor fuerte y desagradable.
Los síntomas inespecíficos que aparecen en un paciente oncológico, pueden ser producidos directamente por el crecimiento tumoral (por presión o por insuficiencia funcional) o síntomas paraneoplásicos que son las alteraciones estructurales o funcionales relacionadas con el tumor y que se localizan a distancia de éste.
Estos últimos explican que podamos ver anemia, alteraciones endocrinas, síntomas renales, fiebre, signos neurológicos…y aparentemente no detectar ninguna masa.
¿Qué pruebas habrá que hacer a nuestra mascota si sospechamos de una neoplasia?
Tras haber acudido a nuestra clínica veterinaria y ante la sospecha de la existencia de una neoplasia, en medicina veterinaria igual que en medicina humana se realiza un protocolo de pruebas laboratoriales y de diagnóstico por imagen. Ante una pequeña masa o crecimiento ganglionar y teniendo en cuenta el historial clínico del paciente, nuestro veterinario suele realizar una citología (obtención de una muestra pequeña de células de ese tejido y estudio de la misma).
Si los resultados de este estudio confirman que hay malignidad en la población de células que se encuentran en la muestra, será necesario realizar analítica completa de sangre, radiografías, biopsia (extirpación de la masa completa o de una porción de tejido afectado para su estudio anatomopatológico), ecografías y en algunas ocasiones técnicas avanzadas de diagnóstico por imagen como la Resonancia magnética (RM) o la tomografía computarizada (TC o TAC).
¿Cuáles son los tratamientos que existen para tratar un cáncer en mi mascota?
Una vez que nos han diagnosticado un cáncer es importante valorar varios puntos para tomar la decisión de hacer un tratamiento oncológico a nuestro perro o gato. El veterinario nos va a ayudar explicándonos en qué consiste, el coste de este y la calidad de vida que puede suponer para nuestra mascota. Los tratamientos actuales son:
- Cirugía oncológica: para tumores localizados y en zonas operables en los que no haya existido metástasis. Nuestras mascotas se suelen adaptar bien tras una amputación.
- La quimioterapia: en aquellas neoplasias que se han extendido o no son operables, la quimioterapia es la opción más empleada en veterinaria. Requiere análisis periódicos ya que tiene efectos secundarios a nivel hematológico, hepático y renal principalmente. El uso de CBD es recomendado, a veces, para el alivio de síntomas relacionados con este tratamiento, aunque todavía no hay estudios suficientes que confirmen su utilidad.
- La radioterapia: Existen pocos centros veterinarios habilitados y encarece mucho el tratamiento.
- Tratamientos paliativos: Aquellos encaminados a mejorar la calidad de vida del paciente y principalmente destacamos la mejora nutricional (suelen tener pérdida de peso y apetito) el manejo del dolor (los osteosarcomas, de la cavidad oral) y considerar en algunos casos la eutanasia humanitaria como acto clínico responsable para poner fin a su sufrimiento. La medicina alternativa es otra opción de tratamiento para paliar los síntomas relacionados con tratamientos más agresivos
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