¿Cómo educar a un gato?

Lo primero que hay que saber respecto a la educación de un gato, sea cual sea su raza, es que no se trata de un perro ni se le debe adiestrar igual. Este es un punto clave, ya que la actitud de un felino difiere mucho de la de cualquier otro animal. Esto no quiere decir que un gato no pueda tener un buen comportamiento, lo que intentamos aclarar es que el modo de conseguirlo será algo distinto.

Por ejemplo, te adelantamos que un cachorro de gato nunca aprenderá a sentarse, tumbarse o darte la patita mediante un simple juego. El adiestramiento de un gato consistirá en intentar corregir sus instintos felinos (como trepar, arañar o atacar a sus presas).

Cómo adiestrar a un gato
¿Cómo educar a un gato? - Shutterstock

¿Cómo hacer para que un gato pequeño obedezca?

Desde que tienen pocas semanas de edad, los gatos aprenden fundamentalmente a partir de la experiencia. A diferencia de los perros, el sistema de premios y recompensas no es aquí tan obvio, sino mucho más sutil. Se trata de crear situaciones agradables y desagradables para que él mismo quiera repetirlas y evitarlas, respectivamente.

Por ejemplo: si te das cuenta de que tu cachorro de gato ha hecho sus necesidades en la alfombra en vez de en su caja de arena, no le llames para que acuda y entonces reñirle. En ese caso, el animal aprenderá otra cosa muy distinta: que acudir a tu llamada tendrá una consecuencia desagradable, un castigo. (se recomienda no cambiar la arena del gato en personas embarazadas)

La disciplina con los premios, clave para enseñar a obedecer

¡Olvídate de los castigos! Si quieres tener éxito educando a tu cachorro de gato, lo que tienes que hacer es evitar castigar o reñir al animal y, sobre todo, mantenerlo entretenido. Cuidarlo, compartir tiempo de juego y palabras amables con él evitará que se aburra y quiera llamar tu atención haciendo cualquier travesura.

Asimismo, en la convivencia con un gato es crucial premiarlo cada vez que haga algo bien y crear rutinas. Por ejemplo, dale la comida a la misma hora y, después, cuando veas que ha hecho sus necesidades en su caja de arena, quédate un rato a su lado, acariciándole suavemente. ¡Deseará que llegue ese momento cada día y repetirá cada acción al milímetro!

Lo mismo puedes hacer si quieres que use solo su rascador para jugar: cada vez que se acerque, quédate a jugar con él y comparte minutos de juego y mimos a su lado.

¿Cómo adiestrar a un gato de forma eficaz?

Finalmente, para conseguir que tu gato sea un gato adiestrado, has de conseguir que este asocie cualquier acción indeseada con una experiencia desagradable. ¿Cómo hacerlo? El ejemplo más claro sería el de evitar que dañe los muebles aplicando a estos un spray especialmente diseñado para disuadirles. La razón es que tiene un olor desagradable que hará que no quieran volver a acercarse nunca más. Aunque hay más alternativas, como la de impregnar las superficies que suele dañar con materiales que sepas que no le gustan (papel de lija o papel de aluminio, por ejemplo).

Son trucos básicos pero muy efectivos para que el animal termine haciéndote caso por fin.

¿Cómo educar bien a un gatito de 3 meses?

Si nos centramos en los gatitos bebé, también estos presentan algunas diferencias con respecto a los gatos adultos. Es en esos momentos en los que más éxito tendrán todas tus estrategias, así que no dudes en aplicarlas desde el principio. Estas podemos decir que son las tres premisas básicas que no debes olvidar:

  • Los gatos pequeños aprenden mediante el juego: así es como van asimilando que cada acto tiene una consecuencia y, más adelante, elegirán las que no quieren volver a repetir.
  • Suelen aburrirse muy fácilmente: independientemente de lo que puedas enseñarle con nuestros consejos, los gatos tienden a aburrirse con facilidad. Invierte tiempo en ellos y proporciónales un rascador al que tengan fácil acceso para que puedan jugar cuando estén solos.
  • Sé coherente en tus reacciones: siempre has de indicar tu reacción ante una acción con las mismas palabras y gestos, ya sean estos positivos o negativos.
  • Actúa en el momento: no sirve de nada que intentes negativizar una acción cuando esta ya ha sucedido. Ha de ser en el mismo preciso momento en que esta ha ocurrido, así que si no lo encuentras con las manos en la masa, olvida el episodio y no trabajes ninguna reacción para enseñarle, porque no lo entenderá y podrá malinterpretarlo.

¿Cómo decirle a un cachorro que no haga algo?

Sabiendo que la reacción debe producirse justo después del hecho, lo que te recomendamos es que intentes enseñar a tu gato que no debe hacer algo con un "no" fuerte y rotundo, siempre en el mismo tono. Ahora bien, recuerda que los gatos tienen su carácter y son muy asustadizos, así que gritar aquí no tiene ningún sentido. Lo que queremos es que se queden, que no huyan, pero que entiendan que han hecho algo que no deben volver a hacer.

De esta forma, cuando sorprendas a tu gato mordiendo un mueble o trepando por tus cortinas, no te precipites. Puede que la primera reacción sea gritarle, pero recuerda que lo único que tendrá buen efecto será un "no" claro, rotundo y firme. Sin más.

Y, por supuesto, jamás castigues a tu gato haciéndole daño. Lo más adecuado es comunicarte con él de las formas que te hemos contado, que son las que él entiende. Cualquier castigo en forma de grito o ataque físico será completamente contraproducente y perjudicial para él y para su relación contigo.

Si no consigues el resultado esperado a la primera, no desesperes, es completamente normal. Estos animales tienen una personalidad muy especial y lo más común es que se comporten como angelitos cuando les estás mirando y que, cuando te marches, vuelvan a las andadas, y no pasa nada. Repite la enseñanza varias veces y, en menos tiempo del que imaginas, tu gatito la habrá interiorizado.

Todos estos trucos para educar a tu gato son eficaces, pero forman parte de un proceso largo no apto para impacientes.

¿Acabas de acoger un gatito en casa? Echa un vistazo a este artículo en nuestro blog sobre transportines para gatos o sobre cómo darle la bienvenida en casa.

Sobre el autor

Vanessa Galán