Mascotas | Custodia compartida en caso de divorcio

Tras la ansiada modificación del Código Civil, los animales de compañía han dejado de verse como meros bienes de propiedad privada. Por fin se reconocen como lo que son: seres vivos dotados de sensibilidad. Esto abre la puerta a poder establecer un régimen de custodia compartida de un perro o cualquier otra mascota en caso de divorcio o separación.

Divorcio y mascotas
Custodia compartida de las mascotas - 123RF

Los animales domésticos también son miembros de la familia.

Esta consideración de las mascotas como un miembro más de la familia permite incluirlas en el convenio regulador en los casos de separación. Aquí se detalla quién se queda con las mascotas en caso de ruptura matrimonial, quién corre con los gastos, cómo será el régimen de visitas, etc. En muchos aspectos, el régimen jurídico de guarda y custodia de las mascotas es similar al que regula la custodia compartida de los hijos.
E, igualmente, lo ideal es que se pacte de mutuo acuerdo entre las partes. De no ser así, decidirá el juez, siempre teniendo en cuenta el bienestar del animal.

El convenio regulador es un documento que recoge los efectos derivados de un divorcio o separación. Es de mutuo acuerdo entre los cónyuges y de obligado cumplimiento. ¿Qué ocurre cuando los miembros de la pareja no están casados? Durante la tramitación de la proposición de ley en el Congreso de los Diputados, se debatió la posibilidad de incluir a las parejas de hecho. Sin embargo, este punto no obtuvo los apoyos necesarios en el Senado. Como consecuencia, en los casos de separación, la mascota se quedará con su “propietario”.

 

Es evidente que los vínculos afectivos establecidos con las mascotas van más allá del marco jurídico. Por eso, si el otro miembro de la pareja se considera perjudicado, puede presentar una demanda. Prevalece el bienestar del animal.
Como ya se ha dicho anteriormente, siempre se debe tratar de llegar a un acuerdo consensuado entre las partes. Ir a juicio es el último recurso, por las cargas asociadas que conlleva, tanto económicas como emocionales. Además, el juez siempre buscará garantizar el mejor cuidado del animal, independientemente de lo que eso suponga para los otros miembros de la familia.
Sirvan como ejemplo los casos de violencia intrafamiliar. La ley prevé que se pueda estar utilizando a los animales de compañía como arma arrojadiza. El juez no debe permitir que un miembro de la pareja use a los animales domésticos para causarle un perjuicio económico o moral al otro.
Así, no otorgará la custodia compartida en casos de separación si:

  • Detecta que existe maltrato animal.
  • Considera que una de las partes quiere quedarse con la mascota para hacer daño a la otra.
  • Percibe ánimo de venganza o chantaje en los términos del acuerdo de divorcio.

Consejos para facilitar la custodia compartida de mascotas en caso de ruptura

  • Evitar ir a juicio. Los juicios son caros y conllevan importantes cargas asociadas de tipo emocional. Además, pueden tardar mucho en resolverse. Y no solo eso: lo peor es que no garantizan la custodia compartida de un perro. El juez solo está obligado a garantizar el bienestar del animal, no las necesidades de las partes.
  • Recurrir a la mediación. Un mediador no puede tomar decisiones ni imponer los términos de un acuerdo. Sin embargo, puede ayudar a las partes a lograr pactos que beneficien a todos, incluidas las mascotas. Y, además, puede hacerlo de una manera ágil.
  • Separarse de forma amistosa. Incluso si se trata de una pareja de hecho, conviene redactar un documento acordando los puntos de la separación en lo referente a la mascota. Un acuerdo de divorcio puede incluir lo siguiente:
  1. Quienes firman el documento.
  2. Lugar y fecha de la firma.
  3. Nombre de la mascota.
  4. Código del chip del perro o gato.
  5. Con quién se quedará la mascota de manera habitual.
  6. Cuál será el régimen de visitas.
  7. Dónde se realizará el intercambio.
  8. Quién se ocupará de las cargas asociadas al cuidado del animal.
  9. Cómo se repartirán los gastos.
     

Los documentos surgidos de una mediación solo tienen validez legal si reconocen los derechos de ambas partes. Además, son vinculantes; es decir, los dos miembros de la pareja deben cumplir lo acordado. Si no, un juez puede obligarles a cumplir los términos del acuerdo.

Custodia compartida de mascotas: otro paso para garantizar el bienestar de los animales

La reforma del Código Civil que regula la custodia compartida de las mascotas representa un paso de gigante para proteger los derechos de los animales. Al considerarlos seres vivos dotados de sensibilidad, la ley permite tratarlos como miembros de la familia de pleno derecho.

La relación afectiva que se establece con sus cuidadores prevalece sobre la propiedad de la mascota. Este cambio de rumbo también está en sintonía con el convenio europeo que protege los derechos de las mascotas. Según el mismo, las personas que tienen un animal de compañía son algo más que meros propietarios: deben responsabilizarse del cuidado del animal. Si en una pareja ambos cuidan de su mascota, los dos son corresponsables, independientemente de a quién pertenezca. Este concepto de responsabilidad asociado a la tenencia de mascotas también está recogido en la proposición de ley de bienestar animal.
Su finalidad es proteger los derechos de los animales y favorecer la convivencia responsable. Más allá de quién sea el propietario o “titular” de la mascota, la custodia compartida pretende evitarle sufrimientos.
Tras la modificación del Código Civil, la titularidad de la mascota se convierte en una mera formalidad. Ahora el perro de la familia es un sujeto de derecho y su bienestar puede depender de la custodia compartida en caso de ruptura matrimonial.

Sobre el autor

Vanessa Galán