El concepto de sanidad de nuestros animales de compañía ha ido evolucionando a medida que la sociedad ha comprendido la importancia que tienen las mascotas en los seres humanos no solo a nivel afectivo, sino en nuestra propia salud.
Cuando un cachorro entra en nuestro hogar, además de proporcionarle cariño y alimento, debemos considerar como propietarios responsables que habrá unos gastos previsibles como son las vacunas y desparasitaciones destinadas a protegerle y protegernos de enfermedades víricas y parasitarias, pero a pesar de nuestros cuidados, puede enfermar o sufrir un accidente (gastos imprevisibles) y cuando estos últimos aparecen, suele ser en el momento menos esperado y salvo que hayamos ahorrado y dispongamos de una hucha para ello, puede resultar una situación crítica.
El importe de las facturas por los servicios veterinarios puede ser elevado y a pesar de existir un estrecho vínculo con nuestro perro de siete años, nuestra gata anciana o nuestro cachorro recién adoptado, es posible que no seamos capaces de afrontar el coste de un tratamiento prolongado, una cirugía o de un ingreso hospitalario.
Es por ello, que ante la falta de un sistema de salud público al que recurrir para garantizar una atención sanitaria de calidad y que ofrezca cobertura de los gastos veterinarios, la solución que existe hoy en día es la de contratar un seguro de salud animal.